La fuerza es la nueva belleza
No es nuevo que la industria del cine está dominada por la figura masculina. Un estudio echo en EEUU arrojó que solo el 20% de los cargos relacionados con la televisión y el cine, son ocupados por mujeres y de eso, ni hablar en América Latina, donde la cifra ni siquiera se acerca a los dos dígitos. ¿Qué pasa en este “mundillo”? ¿Porqué está tan ajeno a la paridad de género?
Conversamos con Priscila Aguirre, documentalista. Quien, con más de diez años de experiencia en el rubro, varios largometrajes, cortos, videoclips, documentales y películas, nos cuenta lo difícil que ha sido enfrentarse al mundo audiovisual liderado por hombres. Fue testigo de varios abusos e injusticias, por eso decidió formar su propia productora, donde todos los cargos creativos y de liderazgo, son ocupados por mujeres. No niega la participación de hombres pero confiesa: “es distinto cuando somos solo mujeres, se da una cosa distinta… se solidariza con la otra y esa sintonía es única” dijo.
Pri, es ecuatoriana, estudió cine en Argentina y se perfeccionó en España. Comenzó como asistente de dirección haciendo cine de ficción, pero la vida la llevó por otro camino y trabajó varios años como reportera en terreno, para un canal de televisión de Guayaquil. Ahí, descubrió lo que más tarde se transformaría en su pasión: documentar la realidad. Hizo una maestría en cine documental y luego de eso, nunca más soltó la cámara. Ha hecho varios films, algunos han ganado premios, otros aún no los puede terminar, ha estrenado películas en festivales importantes y también, ha tenido que congelar proyectos por falta de fondos. Y es que si alguien sabe lo dulce y agraz de esta industria es ella, pero sin duda, lo más difícil, dice es “ser mujer”.
Pri, comenzó como asistente de dirección con tan solo 23 años y aunque reconoce que siempre ha sido de carácter fuerte, es difícil enfrentarse a un mundo liderado por hombres. “Claro que es distinto ser mujer, tienes que lidiar con un montón de cosas, sobretodo cuando estás en cargos que son más técnicos. Porque hasta para eso somos estereotipados. Las mujeres se desempeñan en el área de maquillaje, vestuario, peluquería, producción… pero anda a ver una técnica, una sonidista, una cámara o directora. ¡Es raro! Recuerdo que, en uno de mis primeros rodajes, le pedí al “gafer” que moviera el Dolly para hacer la próxima toma y no me hizo caso. Simplemente me ignoró. Se lo pedí de nuevo, porque pensé que no me había escuchado y fue donde el director a preguntarle si me tenía que hacer caso”.
Sin duda, situaciones como ésta ocurren en todos los ámbitos, solo que muchas veces las ignoramos o simplemente las normalizamos. ¿Qué pasa entonces, con las mujeres que no tienen un carácter duro? ¿Se las come el medio? Porque digamos las cosas como son, es agotador andar con el cartel de dama de hierro. “Al terminar una grabación, un colega me dijo: “Tu antes eras más dura! Has perdido tu espacio… antes te tenían miedo, ahora eres muy blanda” Me lo dijo porque la grabación se atrasó, se puso a llover y tuvimos que agregar un día más de rodaje y fue básicamente, porque los directores no se ponían de acuerdo. Yo pensé: ¿acaso tengo que andar retando y gritando a todo el mundo para ganarme un espacio en el set? ¿Qué pasa si no quiero ser así? ¿Tengo que ser dura para que me respeten?
Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte y eso mismo le paso a Pri. Luego de hacer asistencia de dirección para hombres durante diez años, decidió hacer un proyecto donde las principales cabezas creativas fueran mujeres. No es que no trabaje con hombres, “siempre es bueno el balance” pero sí, busca dar espacio a mujeres para que se desarrollen en roles de liderazgo, “faltan miradas femeninas en el cine” asegura.
Su iniciativa fue pionera en Guayaquil y tuvo un excelente recibimiento en el área audiovisual ya que no solo crearon proyectos relacionados con el cine documental, si no que también se transformaron en activistas pro mujer, utilizando las redes sociales para expandir mensajes de empoderamiento femenino. “Se dio una cosa bien rica, todas nuestras clientas eran mujeres. Seguramente a ellas también les costó llegar a donde estaban y por eso, nos preferían, porque veían a mujeres, igual que ellas, tratando de emprender”.
Pero sin duda, lo mejor de CucarachasFilms es su nombre. “Un director me dijo (refiriéndose a una colega y a mi) ustedes son como cucarachas, siempre andan cuchecheando, como husmeando y luego desaparecen. Si claro, le dije yo. Somos como cucarachas. Luego, me quedo dando vuelta y me puse a pensar que las cucarachas tienen todo un cuento, son resistentes a todo, si hay una catástrofe mundial son las únicas que sobreviven… son indestructibles. Me gustó mucho esa metáfora para el colectivo, por eso las mujeres somos como cucarachas, somos indestructibles”.
Nos cuenta que el último proyecto que grabó, es su gran orgullo, porque fue realizado 100% por mujeres, en todos los roles, desde su creación hasta su edición y aunque actualmente se encuentra standby por falta de fondos para su post producción, está segura de que la situación a nivel mundial mejorará en algún momento. “Estuve dos años haciendo clases de cine en la cárcel. Con las chicas hicimos 20 cortos y yo documenté todo el proceso. Fue una experiencia increíble, grabar en la cárcel me cambió la vida. Creé una familia de amigas y muchas personas me juzgaron por eso, es más, tuve problemas con algunas amistades”. Sin embargo, todavía tiene contacto con la familia de algunas e incluso con las que hoy están libres.
Asegura que compartir experiencias de vida con otras mujeres, sin importar donde estén o qué han hecho, es power porque te acerca a una realidad que no siempre se visibiliza.
“Tenemos que tener mucho cuidado con los prejuicios y por cómo juzgamos al resto. Es más fácil caer preso, de lo que tú te puedes imaginar, al menos en Latinoamérica” Dice que lo más impactante fue descubrir el porqué estaban presas. “Muchas mujeres que estaban ahí, fue por haber estado en el lugar que no debieron, en el momento que no debieron o por haber creído en alguien que no debieron. Y la gran mayoría de las mujeres que estaba ahí, era por sus parejas” concluye.